viernes, 17 de mayo de 2013

Servicios Tecnológicos o Tecnología a su Servicio

Hace algunos días atrás fui a almorzar a un restaurant italiano que está cerca del Hotel Plaza San Francisco en la Alameda (más pistas no puedo dar por ahora). Era la primera vez que iba a ese local, previamente había ido a otros locales en otras partes de Santiago.

Al entrar al local, lo primero que me llamó la atención fue lo que se puede apreciar en la siguiente foto:


Efectivamente, un iPad al borde de cada mesa. Al principio miré con sorpresa esta situación y recorrí todo el local para ver si, efectivamente, todas las mesas tenían uno. Y, bueno, todas las mesas tenían lo mismo: un atril telescópico tipo micrófono, un soporte de metal para el iPad y un cable de corriente que, curiosamente, estaba "integrado" al iPad por la parte posterior. Cuando digo integrado me refiero a que el iPad tenía un agujero en la parte posterior por el cual entraba el cable. No había ninguna posibilidad de desconectarlo de la corriente, a menos que se rompiera o cortara el cable, como hubiera sido posible en el caso de la alimentación tradicional a través del Dock Connector.

Me senté en la mesa y comencé a apretar los botones. En la pantalla aparecía un teclado tipo calculadora que, obviamente, era la clave para habilitar la estación. Como ninguna clave me funcionó, y no me atendían, comencé a buscar mi plato en el menú. En las primeras páginas del menú aparecía una descripción del nuevo sistema, llamado Garzón Virtual desarrollado por la empresa D2 PAD. En ella, se indicaba cómo se debía utilizar, las funcionalidades básicas, ventajas, etc., ninguna de las cuales pude experimentar.

Después de un buen rato, se acercó un garzón y me tomó el pedido. Le pregunté por qué no lo podía hacer por el sistema y me indicó, literalmente, "sólo lo usamos para pedir la cuenta". Se fue con el pedido y dejó el iPad como estaba, es decir, bloqueado. Me puse a jugar con mi iPhone mientras me esperaba el almuerzo. Cuando terminé de almorzar, le hice un gesto a otro garzón, indicándole que necesitaba la cuenta. Volvió unos minutos después con la cuenta y el POS transbank para el pago con tarjeta. Pagué siguiendo el protocolo de seguridad para evitar clonación de tarjetas y luego me fui. El iPad no lo utilizaron nunca en mi presencia.

Hay dos cosas que me llamaron la atención de este sistema, como describo a continuación.

Inversión Tecnológica
En el local debe haber unas 180 mesas. Si cada mesa tiene un iPad, estamos hablando de una inversión aproximada de $44 millones de pesos o US$ 91.000, aproximadamente. Esto considerando el modelo más barato del iPad y sin considerar los "costos" adicionales de implementación (atril, cable, etc.). Si consideramos esto, el costo total debiera bordear los US$ 100.000.

Ahora bien, en el local debe haber unos 50 mozos. Si consideramos el hecho de que, obviamente, no hay un mozo para cada mesa, proveer un iPad a cada mozo, equivale a una inversión aproximada de $12 millones de pesos o US$ 26.000, aproximadamente. Considerando que el mozo transporta el iPad, no se requieren más "costos" de implementación.

Si consideramos la segunda opción, la inversión es un 72% menos que la primera opción.

Entonces, la pregunta obvia es ¿Porqué no se le entregó un iPad a cada mozo en vez de habilitar uno en cada mesa? Yo quiero pensar que hay alguna otra razón por la cual se eligió el primer escenario de inversión respecto al segundo porque, económicamente hablando, no tienen comparación.

Tecnología por Tecnología
Mi experiencia como cliente fue que la solución no se usó nunca. Puede ser que esté destinado a horarios peak y/o a momentos en los cuales no hay tantos mozos disponibles, sin embargo, hecha la inversión, no hay una razón de peso para no hacer uso de la tecnología de manera permanente.

Esto es similar a lo que sucedió, hace algunos años atrás, con los cobradores automáticos de las micros amarillas. La solución era tan ineficiente que, rápidamente, se buscaron mecanismos alternativos de cobro, llegando incluso a implementar los recordados "cobradores-humanos". En este caso, la tecnología sólo sirvió para hacer millonario al que vendía las máquinas y no para resolver el problema.

Ahora bien, si el sistema se usa y permite, efectivamente, agilizar los pedidos desde las mesas sin la asistencia de lo mozos, la pregunta inmediata es si la cocina está preparada para atender todos los requerimientos de manera correcta, esto es, según el orden del pedido, tiempo de los platos, etc. Si la cocina no está preparada y/o no tiene los mecanismos para administrar ese flujo constante de pedidos, entonces, como comenté en mi post anterior, la solución se implementó a medias.

Por lo pronto, tendré que ir nuevamente al restaurant para ver si puedo usar el sistema y vivir la experiencia virtual de atención.

No hay comentarios.: