miércoles, 21 de noviembre de 2012

Una Motivación Simple

Desde que uno es pequeño, el primer lugar siempre ha sido el más admirado. La Medalla de Oro es el trofeo máximo de cualquier competencia y/o situación y, más allá del premio en sí mismo (probablemente ya no existen las medallas de oro), hay otro premio asociado que no es tan evidente. Mire las siguientes preguntas y trate de responder rápidamente:
  • ¿Quién salió segundo en el Campeonato Mundial de Fútbol de Francia 1998?
  • ¿Quién llegó después de Usain Bolt en los 100 metros planos de los Juegos Olímpicos de Pekin del 2008?
  • ¿Quién salió segundo en el campeonato de Fórmula 1 que ganó Lewis Hamilton el 2008?
  • ¿Quién llegó en segundo lugar en los 100 metros planos de los Juegos Olímpicos de Londres 2012?
  • ¿Qué equipo salió segundo en la Copa Sudamericana del 2011?
Tal vez la respuesta para las dos últimas sea más fácil que para las primeras por que son hechos más recientes, sin embargo, lo natural es que la respuesta para las preguntas anteriores no sea fácil.

Ahora, mire las siguientes preguntas y trate de responder rápidamente:
  • ¿Quién fue el primer hombre en escalar el Everest?
  • ¿Quién fue el primer hombre en llegar al Polo Sur en la Antártida?
  • ¿Quién ganó la Copa Sudamericana el 2011?
  • ¿Quién ganó el campeonato Mundial de Fútbol de Alemania 2006?
  • ¿Quién ganó los 100 metros planos en los Juegos Olímpicos de Londres 2012?
Debiera ser más fácil responder estas preguntas... ¿Por qué? Básicamente porque el primer lugar es el ganador. El resto quedará en los anales y en los registros única y exclusivamente para investigadores e historiadores.

Esta fenómeno debe ser un motivador suficientemente importante como para mover y enfocar las energías en el camino correcto. Al final, es un hecho que todos queremos la Medalla de Oro.

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