lunes, 31 de octubre de 2011

La Tranquilidad del Espíritu

Son muy pocas las personas que pueden vivir una vida sin preocupaciones económicas. Habitualmente, corresponden al grupo selecto de los millonarios que tienen sus necesidades básicas solucionadas y que, por lo tanto, pueden dedicarse a otras actividades sin preocuparse del día a día, de sus trabajos, etc. Para el resto de los mortales, una parte importante de la vida gira en torno la economía de la familia, del hogar, del país, etc.

Una vez que las necesidades básicas han sido relativamente solucionadas y gracias a todos los estímulos para consumir y las necesidades creadas del mercado, comienza el proceso de endeudamiento para lograr conseguir objetos, no siempre necesarios, pero si muy deseados. Ejemplos de estos son los televisores de más de 32”, los celulares y  las zapatillas de marca.

En este proceso, muchas personas están dispuestas a endeudarse para lograr comprar estos objetos. En algunos casos, el endeudamiento es por medio de los instrumentos de bancos tradicionales, sin embargo, para una parte importante de la población, el medio de endeudamiento es por medio de tarjetas de casas comerciales que están fuera de las reglas del sistema bancario tradicional y que se aprovechan de esta condición por medio de la aplicación de tasas que sobrepasan los límites establecidos, comisiones poco claras, seguros obligatorios, etc. Un ejemplo claro de esto es el caso de La Polar que explotó recientemente y las famosas repactaciones automáticas.

Este proceso, obviamente, no tiene fin: siempre habrá algo para comprar necesario o no y, por lo tanto, las reglas básicas para administrar un presupuesto, diferenciar los gastos necesarios de los superfluos, identificar la capacidad de ahorro, etc., son fundamentales para no cometer errores ni dejarse llevar por la tentación de las “tres cuotas precio contado”.

En un país en donde la comprensión de lectura y las matemáticas no son, precisamente, capacidades exigidas a la población, es necesario y casi imperioso, hacer algo para que las personas y las familias sepan y puedan administrar sus finanzas de manera correcta.

Al final de cuentas, el sobreendeudamiento, pone en riesgo la paz de las familias y de las personas y, salvo algunos supuestos, los gastos siempre pueden esperar. La máxima de comprar siempre al contado no es casualidad. Pero lo realmente importante, es darse cuenta que cualquier gasto no necesario que se postergue se puede convertir en un ahorro y, a la larga, no importa el monto del ahorro, lo importante es tener la capacidad de ahorrar algo. En términos simples, esto significa que los gastos son inferiores a los ingresos.

Relacionado con esto, el otro día escuché en la radio al hijo de Andrés Rillón hablando acerca de un curso que está dictando orientado a las personas y a las familias que quieren mejorar sus habilidades financieras. Es un curso que dicta en donde enseña las técnicas para administrar un presupuesto y tratar de ahorrar en vez de gastar. Por lo que explicó en la radio, el curso me parece una herramienta fundamental para las personas o familias que deseen seriamente mejorar sus capacidades financieras y aprender a vivir con lo que se tiene sin endeudarse. El curso se dicta esporádicamente y para acceder al curso se debe enviar un mail a librededeuda.cl@gmail.com consultando los horarios, ubicaciones, etc.

Para una persona que esté realmente angustiada por estos temas, el mail ya debiera producir cierta esperanza de poder superar el problema.

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